martes, 4 de noviembre de 2008

Tenedla siempre contigo, chaval!


Aschira de la Pamlpona,

tú, que con gran alma y mal habla,

sanas de la envidia a nosotros los mortales.

Devuélvenos al cuerpo nuestros nobles sentimientos,

y protégenos, ya que estamos, de todo mal que ande dando vueltas por ahí.

Amendoím

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